12 jun 2011

El plan Tic ( o Tac)

Jordi Adell

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Yo soy el primero en reconocer que llevo mal las exigencias de la planificación meticulosa, el seguimiento de proyectos con indicadores cuantificables y demás zarandajas de moda en esta época tan ISO. Son un fastidio… sobre todo cuando se convierten en un paripé en el que no se analiza lo importante, sino lo fácil de medir. A un pavo de AENOR que vino el año pasado a ver nuestro plan estratégico y que nos dijo que éramos “poco ambiciosos” porque no planteábamos un incremento en los indicadores le dije cuatro veces seguidas que qué parte de “reducción del 20% del presupuesto” no entendía y que hacer lo mismo con un 20% menos de presupuesto era desde mi perspectiva un “gran ejercicio de imaginación” y que, en realidad, “eramos sumamente ambiciosos”. Nos sugirió que propusiéramos otros indicadores que pudieran aumentar con menos presupuesto, a lo que yo le pregunté si nos estaba sugiriendo que propusiéramos indicadores irrelevantes. “Antes muerto que patrás”. En fin. Que no soy muy amigo de la gestión “científica”, ni de todo el rollo ese de la “calidad” (“¿por qué la llaman calidad cuando quieren decir control?”, como dijo mi amigo Javier), ni de los expertos en nada que te dicen cómo “gestionarlo” todo. Para mandar hay que saber del tema, no solo saber “mandar”. ¿Me explico? Es más, en las escuelas ya hay demasiado papeleo. Incluso existe una figura en educación dedicada exclusivamente a “pedir los papeles”: los inspectores (lo siento por los buenos/as, que los hay, pero, como colectivo, la mala fama entre el profesorado se la han ganado a pulso todos estos años).

Pero a pesar de todo, creo que un plan TIC es necesario. Y no lo es como objeto o cosa, sino como proceso. El plan es el resultado de “vamos a hablar todos un poco sobre qué vamos a hacer con todos estos ordenadores que nos han mandado, qué necesitamos y cómo podemos saber si lo estamos consiguiendo”. Eso es un plan TIC: ponernos más o menos de acuerdo todos sobre qué vamos a hacer con las TIC en el cole para remar en la misma dirección y que nadie se quede en tierra. Empezaremos por averiguar dónde estamos y luego definir dónde queremos llegar. Es evidente que si no sabemos dónde vamos podemos terminar en cualquier sitio. Naturalmente hace falta conocer bien las TIC y saber qué se puede hacer con ellas. Y estar dispuesto a cambiar prácticas. Si no, el plan no hace ninguna falta.

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